«Destituir no es en primer lugar atacar a la institución, sino a la necesidad que tenemos de ella. No es criticarla -los primeros críticos del Estado son los propios funcionarios; en cuanto al miltante, cuanto más critica al poder, más lo desea y más ignora su deseo -, sino asumir realmente lo que se supone que hace, pero fuera de ella. Destituir la universidad es establecer lejos de ella lugares de investigación, formación y pensamiento más vivos y más exigentes de lo que ella es -no es difícil-, ver como afluyen a ellos los últimos espíritus vigorosos, cansados de frecuentar a zombies académicos, y solo entonces darles el golpe de gracia. Destituir la justicia esaprender a arreglar nosotros mismos nuestros desacuerdos, ponerle método….» Comité Invisible.